«Tanto por hacer… y tan poco tiempo»

«No me llegan las horas del día… ojalá tuviera más tiempo»

«Cada vez tengo menos tiempo para hacer más cosas»

¿Alguna de estas frases te resulta familiar? ¿Te ves reflejada en alguna de ellas en particular? Es muy posible que sí y es algo absolutamente normal.

Cada vez más personas tienen un problema con “el tiempo” y encuentran más dificultades a la hora de conciliar todas sus obligaciones diarias.

Los manuales de “gestión del tiempo”, no suelen contemplar las necesidades y dificultades que perciben muchas mujeres a la hora de armonizar, en difícil equilibrio, los múltiples roles a desempeñar en el área personal, familiar, social y profesional.

Ser mujer, compañera, madre, hija, amiga o profesional, implica una interacción de roles que conviene revisar para no caer en la trampa de la “sobre exigencia” y poder hacer un reparto justo y equitativo de tareas y responsabilidades.

También conviene revisar los obstáculos internos y externos que frenan el desarrollo personal, profesional o empresarial de muchas mujeres al entrar en “colisión” con otras áreas vitales que también nos importan: familia, amistades, ocio, salud…

El tiempo es inflexible, pasa y no se detiene, aunque a veces tengamos la sensación de todo lo contrario. Es, en apariencia, una variable que no podemos modificar.
No podemos alargarlo, estirarlo, comprarlo o detenerlo. Sin embargo, podemos gestionarlo mejor.

Además, el tiempo es un amigo justo. Nos da a todos el mismo número de horas. El cómo aprovechar esas horas y el partido que saquemos a esas horas depende de nosotros.

Seguro que conocemos a personas excesivamente ocupadas, cargadas de trabajo que se quejan una y otra vez de: ”no tengo tiempo», «me faltan horas» y expresiones parecidas.

Es que el día tiene 24 horas y la semana 7 días.

Hoy en día es muy común suspirar por un día de 25 ó 30 horas… porque las 24 horas que todos tenemos parecen insuficientes para todo lo que tenemos que hacer.

¿Insuficientes? La verdad es que no, no lo son. Lo cierto es que no es un problema del “tiempo” o de “gestión del tiempo” sino de cómo nos gestionamos a nosotras mismas, de cómo invertimos — qué hacemos— las horas que estamos trabajando o descansando.

Seguro que conoces a alguna persona que le da tiempo a todo.

¿Te has parado a pensar por qué? Seguramente no sea súper woman, como tú crees, simplemente más organizada.

Párate a pensar y replantea tus prioridades, dedica un tiempo semanal y diario a la organización. Clasifica las tareas dependiendo de su prioridad, las más urgentes primero, después las que pueden esperar. Luego, eso sí, ¡intenta seguirla! Realiza los trabajos a tiempo. Lo que parecía inalcanzable se volverá mucho más llevadero.

No se te olvide incluir tiempo para descansar, hacer ejercicio o simplemente para no hacer nada y desconectar. Estos buenos hábitos de gestión del tiempo pueden ayudarte a vivir mas plenamente tu día a día.

¿Te gustaría que te sobrara el tiempo para hacer lo que más te apetece?

Contacta conmigo y te enseñaré a gestionarlo para sacarle el máximo partido a tu día. ¿A qué estás esperando?