La fuerza de voluntad es como una batería que se va descargando a lo largo del día a través del uso, al tomar decisiones, regular las emociones, resistir tentaciones. Cuando la batería se ha agotado nos quedamos en un estado de vulnerabilidad del que nos somos conscientes, y es en esos momentos cuando solemos tomar malas decisiones.
Cómo podríamos tomar decisiones sin echar mano de la fuerza de voluntad.
Imagínate el lavarte los dientes, ¿cómo lo mantienes? ¿Utilizas la fuerza de voluntad? ¿Te recuerdas todos los días que te tienes que lavar los dientes 3 veces al día?
No, funcionas por hábito.
¿Qué tal si incluimos hábitos saludables a la hora de tomar decisiones?
Por ejemplo para adelgazar. De la misma forma que si dejamos de fumar o de beber nos deshacemos del tabaco o del alcohol, si queremos adelgazar debemos evitar comprar comida que engorda, así que la dieta empieza en el super mercado.
¿Cómo lo podemos hacer?
Con planificación y preparación, imagina que se nos ha agotado la fuerza de voluntad y tenemos que tomar decisiones con respecto a qué comer o beber, seguramente elegiremos lo primero que se nos pase por la cabeza. ¿No crees?
Sin embargo si lo hemos planificado y lo tenemos por escrito, será más difícil caer en la tentación.
Por ejemplo, después de cenar, prepara por escrito lo que vas a comer el día siguiente.
Esta es una forma de organización que utilizamos en el trabajo y que ahorra tiempo y esfuerzo.
Comencemos: Elige una faceta de tu vida en la que destaques por tus habilidades de organización. ¿Qué haces? ¿Cómo lo haces? Lleva esas mismas habilidades a tu plan de perder el peso ganado durante tus vacaciones, y sobre todo de mantener unos hábitos de alimentación saludables a lo largo del tiempo, igual que lavarse los dientes 3 veces al día.
“No planificar, es planificar para el fracaso”.
A través de una buena planificación podemos coger buenos hábitos, y con la repetición, conseguiremos convertir, la elección de comida saludable, en un hábito como el de lavarse los dientes, de tal forma que no tengamos que preocuparnos más por ponernos a dieta.
Esto no te va a evitar sentir la tentación de comer más de la cuenta en una fiesta.
En esas situaciones podemos utilizar un plan de acción de emergencia, que tendremos por escrito. ¿Qué hacer en esos casos?
- Conectar por what’s ap o por teléfono con alguien que te apoye en ese momento.
- Hacer una meditación rápida, de un par de minutos, conectando con tu respiración, te ayudará a equilibrar tu energía y mantener intacta tu fuerza de voluntad.
- Repetir un mantra que te ayude a desviar la atención hacia algo más positivo, por ejemplo, “Me siento bien delgada y saludable.”
- Sentirte agradecida de lo mucho o poco que tienes, ya he hablado del poder de la gratitud en alguna ocasión.
- Por último, si estás en una fiesta, ofrécete para ayudar, ponte a recoger, servir, cualquier cosa que te mantenga activa y te desvíe la atención del exceso de comida rico en calorías. La tentación es algo que hacemos internamente, quizá al decirnos, “um, ¡Qué rico1”, o “cómo me gusta…” Si nos ponemos en movimiento y no le prestamos atención a los patrones habituales de pensamiento en esos casos, podremos sobrevivir a una fiesta sin kilos de mas.
Puedes hacerte tu propio plan, para otras ocasiones, como darte un baño, un paseo, hacer yoga, leer un libro, escuchar música, hacer punto, tocar un instrumento musical, cualquier cosa que te llene y satisfaga.
En cuánto al ejercicio físico que normalmente recomiendan para perder peso, de momento olvídate de este aspecto hasta que hayas cambiado los hábitos alimenticios y los hayas automatizado de la misma forma que lavarte los dientes, entonces podrás incluirlo fácilmente.
Recuerda que los grandes cambios empiezan con un primer paso. Cuando tengas el cuerpo a punto, tu mismo cuerpo te pedirá hacer más ejercicio y de eso hablaré en otra ocasión.