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Menos actividades para conseguir más tiempo de calidad.

¿Pero cómo? te preguntarás. ¿Cómo voy a quitar alguna actividad, si todas son importantes?  Te voy a dar tres claves para tener más tiempo.

La primera es priorizar, seguro, que aunque pienses que todas las actividades son importantes, no todas tienen el mismo grado de importancia. Haz una lista y colócalas por orden, las últimas de la lista, mira a ver si de verdad tienes que hacerlas o las puedes eliminar o delegar.

La segunda es planificar, se trata de decidir cuánto tiempo le voy a dedicar a cada tarea y cuándo las voy a hacer. Reserva media hora a la semana para planificarte y veinte minutos por la mañana para organizar el día, serás la diferencia que hace la diferencia.

La última, y no menos importante, es parar a descansar, sí, parar. Te preguntarás: ¿Cómo voy a parar con la cantidad de cosas que tengo que hacer? Pues sí, es importante parar para cargar pilas y mantener el mismo nivel de energía a lo largo del día.

Aquí viene el cuento llamado “El leñador tenaz”, incluido en el libro “Cuentos para pensar” de Jorge Bucay, que suelo utilizar con mis clientes mas ocupados para hacerles reflexionar:

“Había una vez un leñador que se presentó a trabajar en una maderera. El sueldo era bueno y las condiciones de trabajo mejores aún, así que el leñador se propuso hacer un buen papel.

El primer día se presentó al capataz, que le dio un hacha y le asignó una zona del bosque.

El hombre, entusiasmado, salió al bosque a talar.

En un solo día cortó dieciocho árboles.

-Te felicito -le dijo el capataz-. Sigue así.

Animado por las palabras del capataz, el leñador se decidió a mejorar su propio trabajo al día siguiente. Así que esa noche se acostó bien temprano.

A la mañana siguiente, se levantó antes que nadie y se fue al bosque.

A pesar de todo su empeño, no consiguió cortar más de quince árboles.

«Debo estar cansado», pensó. Y decidió acostarse con la puesta de sol.

Al amanecer, se levantó decidido a batir su marca de dieciocho árboles. Sin embargo, ese día no llegó ni a la mitad.

Al día siguiente fueron siete, luego cinco, y el último día estuvo toda la tarde tratando de talar su segundo árbol.

Inquieto por lo que diría el capataz, el leñador fue a contarle lo que le estaba pasando y a jurarle y perjurarle que se estaba esforzando hasta los límites del desfallecimiento.

El capataz le preguntó: «¿Cuándo afilaste tu hacha por última vez?».

«-¿Afilar? No he tenido tiempo para afilar: he estado demasiado ocupado talando árboles.»”

Piénsalo. No hay nada malo con tener mucha actividad y trabajar mucho, pero tendríamos que encontrar tiempo para las cosas verdaderamente importantes de nuestras vidas, como la vida personal, familiar, los amigos…

¿Tienes en cuenta los descansos en tu planificación?

La moraleja del cuento es muy clara, no basta únicamente con esforzarse mucho, hay que reservar tiempo para tener en cuenta tu vida como un todo, para así priorizar, planificar y gestionarla mejor.

A esto me refería con lo de menos es más. ¿A que ahora lo entiendes?